Biblia King James Version
Isaías 57:
- Perece el justo, y nadie se preocupa por él; y los hombres misericordiosos son quitados, sin que ninguno considere que el justo es quitado del mal venidero.
- En paz entrará; descansarán en sus camas, cada uno andando en su rectitud.
- Pero acérquense aquí, hijos de la hechicera, simiente del adúltero y de la ramera.
- ¿Contra quién os lucháis? ¿Contra quién ensancháis la boca y sacais la lengua? ¿No sois hijos de transgresión, semilla de falsedad?
- ¿Inflamarse de ídolos debajo de cada árbol verde, matar a los niños en los valles debajo de los acantilados de las rocas?
- Entre las piedras lisas del arroyo está tu porción; ellos son tu suerte: a ellos les diste libación, les ofreciste ofrenda. ¿Debería recibir consuelo en estos?
- Sobre un monte alto y sublime pusiste tu lecho; allí también subiste a ofrecer sacrificios.
- Detrás de las puertas y de los postes has puesto tu memoria; porque te has descubierto a otro que no soy yo, y has subido; ensanchaste tu lecho, y con ellos hiciste pacto; amaste su lecho donde lo veías.
- Y fuiste al rey con ungüento, y aumentaste tus perfumes, y enviaste a tus mensajeros lejos, y te humillaste hasta el infierno.
- Estás cansado de la grandeza de tu camino; pero no dijiste: No hay esperanza; has hallado la vida de tu mano; por tanto, no te entristeciste.
- ¿Y de quién has temido o temido, que has mentido y no te has acordado de mí, ni lo has puesto en tu corazón? ¿No he callado incluso en la antigüedad, y tú no me temes?
- Declararé tu justicia y tus obras; porque de nada te servirán.
- Cuando clames, te libren tus compañías; pero el viento se los llevará a todos; la vanidad los tomará; pero el que en mí confía, poseerá la tierra y heredará mi santo monte;
- Y dirá: Echad, echad arriba, prepara el camino, quita el tropiezo del camino de mi pueblo.
- Porque así dice el Altísimo y Sublime que habita en la eternidad, cuyo nombre es Santo; Yo habito en el lugar santo y alto, también con el de espíritu contrito y humilde, para reavivar el espíritu de los humildes y reavivar el corazón de los contritos.
- Porque no contenderé para siempre, ni estaré siempre enojado; porque el espíritu y las almas que he hecho deben desfallecer delante de mí.
- Por la iniquidad de su codicia me enojé y lo golpeé; me escondí, y me enojé, y él siguió perverso por el camino de su corazón.
- He visto sus caminos y lo sanaré; también lo guiaré, y le daré consuelo a él y a sus dolientes.
- Creo el fruto de los labios; Paz, paz al que está lejos y al que está cerca, dice el SEÑOR; y yo lo sanaré.
- Pero los impíos son como el mar revuelto, cuando no puede descansar, cuyas aguas arrojan cieno y lodo.
- No hay paz, dice mi Dios, para los impíos.